Ahh, si pudieras escucharme, cada vez que me asomo en medio de la maraña de la rutina. Si la distancia no requiriera de separación, y mi queda voz llegara al caracol de tu oído cada vez que quisiera alcanzarte, o que tu quisieras encontrarme. Eso le daría un sentido distinto a mi existencia. No sería un suspiro simplemente. Sería un mensaje, una razón, una acción con un origen, un destino, y un fin. La causa y el efecto de nuevas acciones.
Pero no es más que un capricho irrealizable. Dejaría de ser un suspiro, si eso pasara. Porque nazco gracias a tu ausencia, y mi fuerza radica en un recuerdo, en una expectativa. Y mi fin es egoísta y simple. Soy el desahogo de una nostalgia. Soy el cauce de un río de sentimientos, y el ensayo que precede un concierto de galanterías. Mi utilidad se limita a mi propio origen.
Soy una exhalación simple y pasajera de un ser vivo, voluntario, y emotivo. Y si pudieras escucharme en principio sería eso, un signo natural de que este ser vive y respira. Pero para él soy mucho más detallado y complejo. Estaré hecho del aire impuro que se disipa en más aire, pero fui hecho con una razón. Y con un sentimiento, y con muchas emociones, con una esperanza, con conciencia, con ansias, con la intención de reunir los recuerdos, sensaciones, deseos, expectativas, dudas y certezas, palabras, actos, descontroles y debilidades en un solo instante, en una sola acción. Estoy cargado de todo lo que causas en él, y que siente que mereces saber en un solo instante.
Cuando empiezo a presionar su pecho, pidiendo su permiso para salir, me hago ese cuestionamiento: si pudieras escucharme... Ahh, ese sonido no basta para expresarte nada. Pero para él, significa todo. Y cada vez que suspira, significa mucho más.
Si pudieras escucharme, no te diría nada bello, ni buscaría enamorarte. Ese es su trabajo, y su placer. Yo, si pudiera hablarte, te diría que te piensa y te anhela tantas veces como exhala sus suspiros. Y que ahora suspira más de lo que respira. Y sobre todo, que nada lo hace suspirar más que el deseo de que encuentres en él, en lo que siente, dice y hace, los motivos suficientes para que suspires a cada momento, casi deseando que él pudiera escucharte.
Para Zu zu...