jueves, 31 de octubre de 2013

El silencio cuando habla...DEDICATORIA DE UN SUSPIRO

Ahh, si pudieras escucharme, cada vez que me asomo en medio de la maraña de la rutina. Si la distancia no requiriera de separación, y mi queda voz llegara al caracol de tu oído cada vez que quisiera alcanzarte, o que tu quisieras encontrarme. Eso le daría un sentido distinto a mi existencia. No sería un suspiro simplemente. Sería un mensaje, una razón, una acción con un origen, un destino, y un fin. La causa y el efecto de nuevas acciones.


Pero no es más que un capricho irrealizable. Dejaría de ser un suspiro, si eso pasara. Porque nazco gracias a tu ausencia, y mi fuerza radica en un recuerdo, en una expectativa. Y mi fin es egoísta y simple. Soy el desahogo de una nostalgia. Soy el cauce de un río de sentimientos, y el ensayo que precede un concierto de galanterías. Mi utilidad se limita a mi propio origen.



Soy una exhalación simple y pasajera de un ser vivo, voluntario, y emotivo. Y si pudieras escucharme en principio sería eso, un signo natural de que este ser vive y respira. Pero para él soy mucho más detallado y complejo. Estaré hecho del aire impuro que se disipa en más aire, pero fui hecho con una razón. Y con un sentimiento, y con muchas emociones, con una esperanza, con conciencia, con ansias, con la intención de reunir los recuerdos, sensaciones, deseos, expectativas, dudas y certezas, palabras, actos, descontroles y debilidades en un solo instante, en una sola acción. Estoy cargado de todo lo que causas en él, y que siente que mereces saber en un solo instante.



Cuando empiezo a presionar su pecho, pidiendo su permiso para salir, me hago ese cuestionamiento: si pudieras escucharme... Ahh, ese sonido no basta para expresarte nada. Pero para él, significa todo. Y cada vez que suspira, significa mucho más.



Si pudieras escucharme, no te diría nada bello, ni buscaría enamorarte. Ese es su trabajo, y su placer. Yo, si pudiera hablarte, te diría que te piensa y te anhela tantas veces como exhala sus suspiros. Y que ahora suspira más de lo que respira. Y sobre todo, que nada lo hace suspirar más que el deseo de que encuentres en él, en lo que siente, dice y hace, los motivos suficientes para que suspires a cada momento, casi deseando que él pudiera escucharte.





Para Zu zu...

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